El mar es uno de los ecosistemas más importantes del planeta, ya que no solo es el hogar de una gran variedad de especies marinas, sino que también es una fuente importante de alimentos y recursos para los seres humanos. El cambio climático y la basura marina son dos de los grandes retos de la humanidad que se suman a la ineludible necesidad de conservar la vida marina. Pero, ¿cómo podemos conseguir un ecosistema marino más sostenible? Para lograrlo, es necesario tomar medidas para proteger y conservar la biodiversidad del mar. En la entrada de hoy, te lo contamos.
Una de las principales amenazas para el ecosistema marino es la contaminación. Los desechos de plásticos, los productos químicos y los desechos tóxicos son solo algunos de los tipos de residuos que afectan negativamente al mar. Para reducir la contaminación en el mar, es importante tomar medidas para reducir la cantidad de residuos que se generan. Los plásticos que terminan como basura en el mar contribuyen a la destrucción de los hábitats y pueden provocar la muerte a miles de animales marinos cada año.
Para limitar su impacto, podemos reducir el consumo de plásticos de un solo uso, reutilizando las botellas de agua, guardando los alimentos en recipientes no desechables, utilizando bolsas de tela para nuestras compras y asegurarnos de desechar los productos químicos y los residuos tóxicos de manera segura.
La sobrepesca también es un problema importante que afecta al ecosistema marino. La pesca excesiva de especies marinas puede afectar el equilibrio ecológico del mar y puede llevar a la extinción de algunas especies. Se considera que casi un 35% de estas poblaciones están sobreexplotadas. Una buena noticia es que más del 82% del pescado que se desembarca procede de poblaciones que, según la FAO, se pescan de forma sostenible, lo cual supone un incremento de casi un 4% en comparación con los últimos dos años.
Por todo ello para preservar el futuro de nuestros mares se han creado sellos que controlan y certifican la realización de una pesca sostenible, y unos de los más importantes son el sello MSC o la certificación APR de AENOR.
Los océanos absorben el entre el 20% y el 30% del carbono procedente de las emisiones de CO2 y metano de la atmósfera. Las emisiones de CO2 son las que se producen fundamentalmente cuando quemamos petróleo, gas y carbón y son las causantes del cambio climático que vivimos. Cuando los océanos absorben estas emisiones, se hacen más ácidos, lo que afecta a sus ecosistemas, fundamentales para la vida de millones de personas y especies.
Por nuestra parte, podemos reducir estos efectos reduciendo el uso de vehículos propios y utilizando el transporte público, la bici u optar por una caminata, contribuyendo de este modo a disminuir el consumo energético y la polución.
Otra forma de mantener un ecosistema marino sostenible es proteger los hábitats marinos. Los arrecifes de coral, las praderas marinas y los manglares son algunos de los hábitats más importantes del mar, ya que proporcionan un hogar y un refugio para una gran variedad de especies marinas. Para proteger estos hábitats, es importante tomar medidas como reducir la contaminación, así como regular la actividad humana en estas áreas.
Si habitualmente buceas, prácticas surf o simplemente visitas la playa para relajarte, debemos dejar recogido el lugar una vez abandonemos la playa. Además, de la manera en la que podamos, animar e incentivar a otras personas a respetar el medio marino puede ser una acción clave para conseguir resultados de una forma conjunta.
Además, es importante crear áreas marinas protegidas, donde se prohíbe la pesca y otras actividades humanas, para proteger los hábitats marinos y permitir que las especies marinas se recuperen. Estas áreas marinas protegidas también pueden proporcionar oportunidades para la investigación científica y la educación.
La educación y la conciencia pública también son fundamentales para mantener un ecosistema marino sostenible. Es importante que la sociedad en general comprenda la importancia de la biodiversidad marina y las consecuencias de su degradación. La educación y la conciencia pública pueden ayudar a promover la adopción de prácticas sostenibles en el uso de los recursos marinos y a fomentar la creación de políticas y programas de conservación.