Cómo cocinar con responsabilidad medioambiental

Siempre hablamos de la importancia de la alimentación en nuestra salud, pero ¿tenemos en cuenta la salud del planeta? Cocinar produce más impacto en el medioambiente del que creemos: las bolsas de la compra, los envases de los alimentos, los utensilios de cocina, la energía consumida… todos ellos son factores a los que debemos prestar especial atención con el objetivo de cuidar nuestro entorno. ¿Les echamos un vistazo?

• Optimiza y aprovecha el calor: cuando cocines, por ejemplo, nuestros solomillos de atún congelados, apaga la cocina o el horno antes de que estén completamente hechos, para que se terminen de cocinar con el calor residual. En la misma línea, cocínalos con los recipientes tapados y el horno cerrado con el objetivo de no desperdiciar energía.

• A veces no hace falta cocinar. Hay platos deliciosos que se pueden preparar sin gasto de energía alguno: con una conserva de Bonito del Norte Campos en Aceite de Oliva o de Atún Claro Campos en Escabeche puedes preparar una gran variedad de ensaladas sabrosas y saludables. 

• Reutiliza... No utilices vajilla ni utensilios desechables: no cuesta nada lavarlos y evitarás desperdicios innecesarios. Cuando disfrutes de una buena conserva de Bonito del Norte Campos en Aceite de Oliva, puedes reutilizar el tarro de vidrio como envase para conservar otros alimentos en lugar de papel de aluminio, film, o botes de plástico. 

• ... y recicla todo lo que utilices: aceite, material orgánico, plástico, papel, vidrio… todos tienen un contenedor específico. Recuerda que los envases de nuestras conservas y congelados son 100% reciclables.

• Bolsas y embalajes. En línea con los puntos anteriores, cuando hagas la compra, presta atención al gasto de material: lleva tu propia bolsa reutilizable, evita los productos con embalaje excesivo y procura no utilizar demasiadas bolsas de plástico para los alimentos frescos (si es posible, que sean de papel). Trata de comprar productos con envases fácilmente reciclables, como cartón (como nuestros congelados), vidrio, aluminio o acero (como nuestras conservas de atún y bonito del norte). 

• Elige electrodomésticos sostenibles: el etiquetado energético te puede ayudar a elegirlos: se trata de un intervalo, de la letra A a la G, siendo la A indicativa de un electrodoméstico de máxima eficiencia. Por ejemplo, las cocinas de gas son las que menos energía consumen, y las eléctricas las que más. También debemos tener en cuenta el tamaño del electrodoméstico y comprarlo de acuerdo a nuestras necesidades, especialmente con las neveras y congeladores, ya que, a más volumen, más consumo. 

• Cuidado con los utensilios de cocina. Este es un asunto tanto medioambiental como de salud. Tengamos en cuenta que nuestros alimentos están siempre en contacto con estos materiales, por lo que no podemos elegirlos al azar. Los plásticos no sólo son difícilmente reciclables, sino que también pueden derretirse durante su uso y migrar a los alimentos, por lo que es mejor sustituirlos por madera o bambú. Respecto a las cazuelas, ollas y sartenes, los materiales más recomendados son el hierro, la cerámica, el acero inoxidable, el titanio o el barro. Debemos evitar los recubrimientos adherentes químicos: el PFOA es un producto que ha estado muy presente en ellos y que, con el tiempo y el desgaste, puede llegar a contaminar nuestros alimentos. Incluso las sartenes con recubrimientos libres de este producto, sometidas a temperaturas excesivamente elevadas, pueden emitir gases tóxicos a la atmósfera, por lo que debemos cuidar los utensilios con mimo.